dimecres, 16 de desembre del 2009

Avantatges i inconvenients de ser bilingüe

Entrevista a Albert Costa feta per Joel Albarrán (La Vanguardia)

El investigador asegura que saber dos idiomas favorece la atención y retrasa la aparición de síntomas de Alzheimer, pero admite que no se conocen igual la primera y la segunda lengua.


Aprendemos nuestro idioma materno sin esfuerzo aparente, pero todavía no hemos descifrado cómo nuestro cerebro procesa y produce el lenguaje, una de las cualidades que nos hace humanos.

El psicólogo investigador del Instituto Catalán de Investigación y Estudios Avanzados (
ICREA) Albert Costa lleva muchos años estudiando los mecanismos con los que nuestro cerebro -qué almacena un vocabulario de 50.000 palabras, es capaz de producir tres cada segundo y equivocarse sólo una de cada mil veces- logra distinguir entre dos o más lenguas sin confundirse.

Ahora acaba de descubrir cuánto tardamos en convertir mentalmente una idea en una palabra: 200 milisegundos.

Las incógnitas sobre los procesos cerebrales del lenguaje siguen siendo incontables, pero Costa ya ha demostrado que entre las ventajas de dominar varios idiomas se encuentra una mayor capacidad de atención y concentración y una tendencia a retrasar la aparición del Alzheimer.

Sin embargo, no todo son ventajas: los bilingües no dominan su segundo idioma tan bien como su lengua materna.

-¿Qué complejidad tiene nuestra capacidad para el lenguaje?
-Los seres humanos somos capaces de procesar el lenguaje de una manera muy rápida y fiable. Producimos alrededor de tres palabras por segundo, tenemos alrededor de 50.000 palabras en nuestro diccionario mental y sólo cometemos un error cada mil palabras. En la producción del habla hay muchos pasos involucrados: saber las ideas que se quieren transmitir, encontrar las palabras que transmitirán esas ideas, organizarlas en frases y, finalmente, realizar un movimiento articulatorio que envuelve 300 músculos. De todos estos pasos, nosotros investigamos el momento en qué traducimos las ideas en palabras.

-¿Cuánto tarda el cerebro en hacer este paso concreto?
-Unos 200 milisegundos. Sucede mucho antes de abrir la boca, que se produce a los 700 milisegundos.-¿Sus investigaciones permitirán solucionar problemas del lenguaje?-Conociendo los procesos podremos saber mejor donde está el origen de esos problemas. Si es articulatorio, de acceso al léxico...

-¿Porqué a veces nuestro cerebro no encuentra una palabra que sí conocemos?
-Porque te has tomado demasiados gin-tonics [ríe]. Parece ser que cuando tienes una palabra en la punta de la lengua el problema está en la recuperación de los sonidos. Hay el nivel del léxico y el nivel de los sonidos, a veces puedes tener acceso a uno y no al otro por cansancio o por ruido en el sistema. Es algo que pasa más con nombres propios que con nombres de objetos.

-Dicen que la técnica para recuperar la palabra es no pensar en ello.
-Es una cosa curiosa. Es verdad, dejas de pensar y en otro momento u otro día llega la palabra sin que estés pensando en ello. No sabemos si esta técnica funciona, pero anecdóticamente sí que sucede.

-¿Avanzando en los estudios sobre el lenguaje avanzamos en nuestro conocimiento sobre qué nos diferencia del resto de animales?
-Totalmente. Aunque los animales tengan cualidades de comunicación, son cualitativa y cuantitativamente distintas de las de los humanos. Somos muy buenos en el habla y la comprensión. Estamos continuamente hablando y si estamos sólos ponemos la radio para que alguien nos hable. Creo que esta cualidad es fundamentalmente humana.

-¿Hasta qué edad se aprende con facilidad un idioma?
-Tiene que ver con los periodos críticos, llamados también ventanas de oportunidad, es decir en qué momento el sistema cerebral se vuelve menos plástico para adaptar nuevos conocimientos. Los diferentes periodos críticos dependen de la parte del lenguaje de la que estamos hablando. Por ejemplo, la ventana siempre está abierta para incorporar nuevas palabras a un idioma que ya dominamos. Es una cuestión de memoria.

-¿Qué cosas hay que aprender de pequeños?
-Los sonidos de las palabras son más sensibles a los periodos críticos y, por este motivo, casi todo el mundo tiene un acento. Cuando nace, un niño es capaz de discriminar todos los sonidos que se le presenten, pero a los seis o siete meses de vida la oportunidad de reconocer otros sonidos se cierra o empieza a bajar.

-A los padres de hoy les preocupa mucho que sus niños hablen bien inglés ¿Cuándo debe empezar a enseñarse?
-Siempre se ha dicho "cuanto antes mejor" ¿Y porqué no? Si le pones los dibujos animados en inglés no pasa nada, otra cosa es estresar a los niños. Pero si a los cuatro años tiene un profesor de inglés que no es nativo y no tiene acento inglés se le está dando mal ejemplo, cuando es precisamente en los primeros estadios cuando es necesario que el profesor sea nativo. En las cuestiones gramaticales parece que es sobre la pubertad cuando se pierde la plasticidad.

-¿Es beneficioso para las personas ser bilingües?
-Hemos estudiado cómo la gente bilingüe puede separar tan bien sus dos lenguas y cómo este control de las lenguas tiene algún efecto en el sistema cognitivo. Es decir, hasta qué punto los bilingües son capaces de focalizar su atención mejor que los monolingües, no sólo en el lenguaje sino en general. Los bilingües parecen sufrir menos distracción de estímulos irrelevantes que los monolingües. Aunque a veces pueda parecer que al principio estén más confundidos, la necesidad de separar estas dos lenguas es un entrenamiento extra que el monolingüe no tiene y que parece que produce beneficios.

-¿Qué otros beneficios produce?
-Un estudio de Canadá demuestra que los bilingües mayores, los abuelos, desarrollan los primeros síntomas de Alzheimer más tarde que los monolingües. Es como si al haber estado toda la vida con este control de las dos lenguas se creara una reserva cognitiva que hace desarrollar los síntomas más tarde aunque, claro, no evita que aparezca.

-En Cataluña existe el debate de la tercera hora de castellano ¿Hay que preocuparse por el dominio del castellano de los niños catalanes?
-Mmmm… Hay partes de este debate que en Madrid no quieren oír y partes que aquí en Catalunya no queremos oír. Mi primera lengua 1 debería ser comparable a la de un señor de Madrid, pero no lo es. Soy más lento, tengo menos vocabulario, más puntas en la lengua… Ser bilingüe tiene un cierto coste lingüístico aunque sea perfectamente compatible en las dos lenguas. Quizás sea porque practico menos el castellano que un señor de Madrid o quizás porque esta competición entre las dos lenguas me hace ser un poco peor. Son lo que llamamos costes asociados al bilingüismo. Hay ventajas y costes, pero lo que no podemos decir en Madrid, porque no nos creen, es que nuestros niños dominan igual el castellano si estudian dos horas que si estudian ocho.

-Esto es lo que creen muchos.
-Pero si piensas lo que estoy diciendo ahora... parece un poco extraño ¿no?

-¿Pero el bilingüismo no era esto?
-No, el bilingüismo es ser capaz de hablar en dos idiomas y de entenderlos. Tenemos que aceptar que quizás aquí los niños no aprenderán igual el castellano que los niños de Madrid. No pasa nada, es una decisión que tenemos que tomar aquí. Lo que está claro es que el catalán o lo aprenden bien aquí o no lo aprenderán en ningún lugar. Y esta es una decisión política, no una decisión científica. Si preguntamos a la ciencia, nos dirá que si dividimos el tiempo entre una y otra lengua, no será igual … ¡Pero sabrás dos lenguas! El daño quizás sean unos milisegundos de mayor lentitud o que en vez de tener un vocabulario de 60.000 palabras lo tengas de 40.000. Pues bueno…

-Su teoría es que vamos a un mundo de personas bilingües.
-En África y Asia el 90% de la población es bilingüe, es decir que la mayoría de la población mundial es bilingüe. No sé que pasará, pero las lenguas francas no han triunfado mucho. Bueno, han triunfado porque se han globalizado, pero la gente ha seguido hablando su lengua.

-¿Y es bueno que la gente se bilingüe?
-Yo creo que es enriquecedor: cuántas más lenguas hables más poetas podrás leer.

dilluns, 25 de maig del 2009

Bona nit

Hoy voy a cambiar de lengua y voy a escribir en castellano porque quiero dedicar este artículo a un amigo mexicano, Raúl. Él se preguntó porqué casi nunca se acordaba de sus sueños y con este artículo voy a responder a su pregunta y a la de todas las personas que también se la hayan planteado alguna vez. Así es, esta vez voy a hablar de la segunda actividad a la que dedicamos más tiempo: dormir. Nos pasamos unas 8 horas al día durmiendo, 56 horas a la semana, 240 horas al mes y 2.920 hora al año, y la pregunta es: ¿porqué? ¿Por qué tenemos que dormir y desaprovechar 8 horas de nuestro día cuando lo que todos pedimos es que el día tenga 48 horas?


Primero quiero contar, para aquellos que aun no lo sepan, como funciona el sueño. Gracias al electroencefalograma (EEG), los investigadores pueden registrar la actividad eléctrica cerebral y mirar qué está pasando en el cerebro de una persona mientras duerme. Lo que de momento está establecido es que el sueño sigue un ciclo regular. El patrón del EEG cambia de forma predictible varias veces durante un único periodo de sueño. Hay cinco fases: la de movimientos oculares rápidos (REM) y las fases I, II, II, IV o fases sin movimientos oculares rápidos (NREM). Los niños pequeños pasan un 50% del tiempo en estado REM, los adultos un 20% y la gente mayor tienen menos de un 15%. Esta fase, también llamada ‘de sueño reparador’ nos permite consolidar conocimientos y la mayoría de los sueños tienen lugar en ella. Si te despiertas durante la fase REM, lo más seguro es que recuerdes lo que estabas soñando, en cambio si te despiertas en algunas de las otras fases (I, II, III, IV) lo más probable es que no recuerdes nada. Además, durante la fase REM los músculos están inactivos para prevenir la reproducción de nuestros sueños, esto significa que los sonámbulos no reproducen sus sueños ya que no están en fase REM.
Volviendo a la pregunta anterior: ¿para qué sirve dormir a parte del simple hecho de descansar? Años atrás, dormir nos hacía ser increíblemente vulnerables ante los depredadores por lo tanto tiene que haber algo muy importante que necesitemos y que conseguimos durante el sueño para tener que correr este riesgo. La respuesta exacta no la sabemos pero gracias a Randy Gardner que se pasó 11 días sin dormir sabemos que los síntomas serian los siguientes: empezaríamos a sufrir alucinaciones, desorientación y paranoia. Al cuarto día ya perderíamos funciones motoras, nos temblarían las manos y tendríamos problemas para hablar.

La siguiente pregunta es: ¿cómo lo hacemos para dormirnos y despertarnos? ¿Qué pasa en nuestro cerebro para que suceda esto? Sabemos que nuestro cuerpo posee una serie de relojes internos, todos controlados por regiones del cerebro que nos proporcionan un horario rítmico regular. Hay un área del cerebro que se llama núcleo supraquiasmático (parte del hipotálamo) que parece contener toda esta maquinaria. Este ritmo automático sucede como resultado del continuo conflicto entre dos fuerzas opuestas.

Con la idea de que estas fuerzas están bajo un control interno, podemos explorarlas en detalle, empezando con una descripción de sus nombres. Un ejército está compuesto por neuronas, hormonas y otras sustancias químicas que hacen todo lo posible para mantenernos despiertos. Este ejército se llama sistema arousal circadiano (proceso C). Afortunadamente, este es el opuesto a otro ejército igual de poderoso, también hecho de células, hormonas y sustancias químicas. Estos combatientes hacen todo lo posible para que nos durmamos y se llaman unidad homeostática del sueño (proceso S).
Esta es una extraña y paradójica guerra. Cuanto más control del terreno tiene uno de los ejércitos, más probabilidad hay que pierda la guerra. Es casi como si cada ejército quedase exhausto de tener el control y de vez en cuando ondea la bandera blanca. Para la mayoría de gente, el dominio del proceso C está latente durante 16 horas y lo mismo sucedería aunque estuviésemos viviendo en una cueva. Esta guerra también tiene fuerzas externas que regulan el conflicto, como son la cantidad de sueño necesario y la cantidad de sueño tomado. Seguidamente os explicaré los cronotipos de personas que pueden existir:
Alrededor de un 10% de las personas son ‘alondras’ (cronotipo temprano), el estado de más activación de estas personas es sobre las 12 de la mañana y se sienten más productivas unas horas antes de comer. No necesitan alarmas para despertarse, suelen decir que su comida del día preferida es el desayuno y consumen mucho menos café que los que no son alondras. Admás, empiezan a sentirse adormecidos sobre las 9 de la noche. Por suerte o por desgracia yo me encuentro dentro de este 10%, me encantan las mañanas, adoro el desayuno, nunca tomo café para despertarme y mis amigos me han visto varias veces dormirme en un bar o en una fiesta.
Sobre el 20% de las personas se encuentran en el polo opuesto, ellos son ‘búhos’ (cronotipos tardanos). En general, el momento del día en que están más activos son las 6 de la tarde, se sienten más productivos casi a media noche y raramente quieren irse a dormir antes de las 3 de la mañana. Los búhos necesitan indiscutiblemente varias alarmas para despertarse y si tienen la oportunidad, nunca se levantan antes de las 10. Su comida del día preferida es la cena y necesitan toneladas de café para despertarse. Seguramente pensaréis que en nuestra sociedad los búhos no descansan tan bien como las alondras, y ciertamente esto es así. Los cronotipos tardanos normalmente acumulan mucha falta de sueño durante sus vidas.
El comportamiento de las alondras y los búhos es muy específico. Los investigadores piensan que estos patrones son detectables durante la niñez y yacen en la complejidad genética del cerebro que gobierna nuestro ciclo de sueño/vigilia. Al menos un estudio muestra que si el padre o la madre es alondra, entonces la mitad de sus hijos también lo serán. Y así mismo sucede en mi caso, mi padre se levanta cada día a las 6 de la mañana (domingos incluidos) sin tener ninguna obligación de hacerlo, a las 11 de la noche ya está durmiendo y al igual que yo, el café no le afecta en absoluto.
El resto de la población, es decir, el 70% se encuentra entre estos dos extremos, pero evidentemente habrá gente que se identificará más con las alondras y otras con los búhos.

Aquí lo dejo. Espero que esta lección de sueño y ornitología os haya servido para responder vuestras preguntas, ahora, lo mejor que podéis hacer es iros a dormir para consolidar todo lo aprendido. Al menos yo es lo que voy a hacer! Bona nit!

Bibliografia:

John Medina (2008) Brain rules. Seattle: Pear press (pag 149-168)